Cuando comencé a escribir este blog en 2009, lo hice como una vía de escape en la que pudiera escribir reflexiones o cualquier cosa que se me ocurriera que no quisiera escuchar nadie de mi entorno, pero que al mismo tiempo, no fuesen demasiado íntimas o polémicas, de ahí que lo llamase por un lado “Reflexiones inútiles” y por otro “De lo que pienso, aquello que me atrevo a publicar”.
Sin embargo, cuando mi vida cambió (para bien), tuve una racha de unos años en los que viajé bastante, y el blog se convirtió en una especie de blog de viajes.
Finalmente, en 2018, terminé con las asignaturas de la carrera, y escribí una entrada de blog al respecto (click aquí). Por cierto, el trabajo de fin de carrera, que menciono en dicha entrada, lo presenté en septiembre de 2018, así que en septiembre de 2018 terminé completamente la carrera, con dicho trabajo incluido, soy ingeniera informática desde entonces (o graduada en ingeniería informática… Lo que sea).
El caso es que en marzo de 2018, hice un viaje a Londres con unas amigas para celebrar que había aprobado todas las asignaturas… Y bueno, también porque ya podía, puesto que no tenía clases, ni tenía trabajo aún, así que era el momento de viajar. Sobre dicho viaje, también escribí una entrada (click aquí).
Pues bien, durante mi estancia en Londres, me contactó una empresa para hacerme una oferta de trabajo, acepté ir a la entrevista, me contrataron, y hoy en día sigo trabajando para dicha empresa. Es decir, llevo unos dos años y medio trabajando como desarrolladora de software para la empresa que me contactó mientras estaba en Londres.
Bien, desde entonces, han pasado algunas cosas más que también son bastante relevantes en mi vida, como, por ejemplo, que me saqué el carnet de conducir (a la vejez, pero oye, más vale tarde que nunca), me compré un coche y obtuve el certificado del nivel C1 de inglés (nivel avanzado, según el MCERL).
Pero, desde que estoy trabajando, no he podido volver a viajar al extranjero, por una cosa o por otra… Este año (2020), debido a la pandemia del COVID-19, tampoco me he atrevido a irme fuera de España, por si cerraban las fronteras y no conseguía volver, así que lo que he hecho es irme unos días a Alicante, a un hotelito en primera línea de playa y con piscina. A mí la playa no me gusta para estar en ella, ya que para bañarme prefiero la piscina, pero las vistas al mar, la brisa marina y pasear por el paseo marítimo, son cosas que me relajan muchísimo.
Total, que tenía claro que quería irme a un hotel con piscina, pero que estuviera en la costa, y dentro de mi propio país. El destino elegido fue Alicante, y no ningún otro, porque allí es donde vive mi amiga Yolanda (fue una de las amigas con las que fui a Londres, por cierto), con la que me gusta mucho estar, ya que creo que nos entendemos muy bien. Ella se ofreció a que me quedara en su casa, pero tenía yo claro que me apetecía lo del hotelito con piscina y vistas al mar…
En fin, el caso es que este año he tenido unas muy buenas vacaciones con mi amiga Yolanda en Alicante, donde he conocido a su novio y a algunas de sus amistades. Estuve allí del 21 al 30 de julio de este año (2020).
Quería escribir esta entrada de blog porque desde que no viajo lo tengo muy muerto, y en realidad han pasado muchas cosas importantes en mi vida, de las cuales quería dejar cierta constancia, por lo menos.
Y eso son sólo los detalles autobiográficos relevantes, digamos, porque en estos dos años he conocido a mucha gente y mi vida ha cambiado bastante...
Además, creo que se aproximan aún más cambios en un plazo más o menos corto de tiempo, por lo que espero seguir escribiendo aquí, y no dejar que pasen otros dos años sin plasmar nada.
¡Hasta la próxima entrada!
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