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Hoy ha sido el primer día de las vacaciones que ha sido más o menos relajado, ya que sólo he hecho una cosa por la mañana y he vuelto al hotel. Aún así, también he tenido mi buena dosis de cuestas y chaparrones. Básicamente, he ido al Castillo de San Jorge.
Me desperté temprano y bajé a desayunar, después escribí la entrada de blog sobre el día de ayer, vagueé un rato, me duché, me preparé… Y salí del hotel, pero como ya eran casi las 12, hora a la cual estoy almorzando últimamente, pues comí en el mismo sitio en el que había comido el día de la llegada a Lisboa, un local que está justo en frente del hotel.
Después de eso, con mi chubasquero y mi paciencia, fui andando despacito… Más despacito de lo que suelo andar, que ya es decir, por miedo a resbalarme (casi me resbalo en varias ocasiones), a la parada de la famosa línea 28 del tranvía. Hoy no lo he grabado, pero me he vuelto a montar, y esta vez en la dirección correcta (menos mal).
Tras bajarme, todavía tenía que andar otro rato cuesta arriba, bajo la lluvia y sobre el resbaladizo suelo empedrado, hacia la entrada del Castillo de San Jorge.
Una vez allí, pagué la entrada y me advirtieron de que no había donde cubrirse de la lluvia una vez dentro… Era un aviso que le estaban dando a todos los que compraban entrada, en plan: “oye, te vendemos la entrada, pero que sepas que como luego dentro te quieras refugiar de la lluvia, te dan por culo”. Le dije que de acuerdo y que me vendiera la entrada.
La entrada son 15 euros, pero si hace buen tiempo, os lo recomiendo encarecidamente… Por las vistas, sobre todo. A ver, sé que en Lisboa hay un porrón de miradores gratuitos, y que yo misma decidí no pagar para subirme en el Elevador de Santa Justa precisamente por eso… Pero de verdad, me han encantado las vistas desde el Castillo de San Jorge.
Lo de si hace buen tiempo lo digo porque, aunque las vistas me han parecido chulísimas, yo no he podido acercarme a la baranda, ni siquiera darle toda la vuelta al castillo, ya que ciertas zonas estaban restringidas debido al clima. Lo comprendo, en realidad, porque con el viento tan tremendo que hacía a ratos, hubiera sido realmente peligroso dejar a la gente pulular libremente por ciertos sitios.
El castillo en sí tampoco está mal, también mola, pero creo que molan más las vistas…
Bueno, tras terminar de ver lo que estaba permitido ver, me metí en una cafetería que había allí a tomarme un chocolatito, y a planificar lo que iba a hacer después.
Decidí que quería huir, me daba igual a donde… Me explico: no quería seguir pululando por las cuestas empedradas bajo la lluvia, quería por lo menos estar en terreno llano y fácil, así que mi estrategia fue mirar en el Maps cuál era el medio de transporte público más cercano que había a la salida del castillo, me daba igual a dónde me llevase.
Descubrí que casi en la puerta había una parada del bus número 737, y que además, llevaba hasta la Plaza de Figueroa, lugar en el cual, justamente está la estación de metro de Rossio. Eso era perfecto, porque Rossio está conectado con muchos sitios, incluido mi hotel, así que podía ir allí, y luego ya vería lo que hacía con mi vida.
Hice justamente eso, tras tomarme el chocolate, pagué y salí de la zona del castillo. Fui a la parada del 737, y me bajé en su última parada, que era la Plaza de Figueroa.
Una vez en la plaza, me estaba preguntando qué hacer, cuando empezó a llover torrencialmente… De verdad, como si estuviera en la ducha… Y dije… Mira, me voy al hotel ya… Y eso hice. Me metí en la estación de metro de Rossio, y me fui al hotel.
Por la tarde he estado vagueando, me he echado una siestecita… Y si el día de hoy ha sido más relajado que los anteriores, mañana por la mañana lo va a ser más aún.
Tengo el vuelo de vuelta a Sevilla la madrugada del sábado, así que mañana es mi último día en Lisboa. Si hiciese buen tiempo, el plan sería dar una vuelta por ahí y luego por la tarde preparar la maleta, pero es que va a seguir lloviendo a cántaros, y prefiero estar tranquilita de una vez.
He reservado para almorzar mañana en un italiano que está cerquita del hotel, así que lo que haré será desayunar, ducharme, relajarme con el portátil, quizás empezar incluso a hacer la maleta por la mañana… Almorzar en el italiano, echarme una buena siesta (buena idea teniendo en cuenta que viajaré de madrugada) y luego ya… Volver a Sevilla.
Tengo reservado un Uber para el sábado a las 4:30AM, así que lo de la siesta previa definitivamente no es mala idea, ya que planeo hacer el check out sobre las 4 de la mañana del sábado, y ya luego tomar el Uber para el aeropuerto.
Por esto mismo, ésta es la última entrada que escribo desde Lisboa. Mañana no escribiré entrada de blog, sino que escribiré la entrada sobre el regreso a Sevilla y la entrada índice de todo el viaje estando ya en mi hogar.
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Índice de entradas del viaje a Lisboa de la Semana Santa de 2024: click aquí.
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