Erasmus: excursión a St. Gallen y a Appenzell (Suiza)

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Antes de empezar a hablar de la excursión en sí, contaré que hace unos días (el 13 de noviembre de 2016) fui andando hasta Kreuzlingen, que es la localidad suiza que hace frontera con Konstanz. Allí saqué de un cajero, con el objeto de hacerme con francos suizos para poder usarlos durante la excursión que voy a narrar a continuación. No es que esa fuera una expedición apasionante, pero me hizo ilusión pasar la frontera, así que me hice un par de selfies allí… Pondré uno:


Bueno, pues ayer estuve en dos localidades suizas que me parecieron bastante bonitas: St. Gallen y Appenzell. Fue una excursión organizada por la universidad, así que fuimos muchos estudiantes internacionales.

En Appenzell nos obligaron a meternos en una fábrica de licores… Yo hubiera preferido conocer más la localidad, ya que, honestamente, la fábrica de licores me dio bastante igual…

Pero bueno, no me estoy quejando en absoluto, porque la excursión ENTERA nos ha costado 10 euros por cabeza, hemos visto ambas localidades (aunque la segunda fuera por encima), hemos tenido almuerzo incluido en un restaurante que tenía pinta de pijo, lógicamente hemos tenido que desplazarnos en bus… En fin, que los 10 euros han dado mucho de sí. La excursión ha sido el 18 de noviembre de 2016.


St. Gallen (o San Galo, en español) (Suiza)


San Galo está a una hora en coche de Konstanz, pero resulta que el autobús tenía que recoger más estudiantes en Zúrich, con lo cual, el desvío fue considerable, y tardamos unas dos horas (más o menos, no lo cronometré) en llegar a San Galo.

Una vez allí, nos dividieron en tres grupos: dos para hacer el tour en inglés y uno para hacerlo en alemán. Evidentemente, me metí en uno de los de inglés.

Tras ello, una señora muy amable nos hizo de guía: nos habló del monasterio de San Galo, de que antiguamente la localidad era famosa por la producción de lino… Mientras tanto, la mayoría estuvimos haciendo fotos. Yo, por mi parte, compré unos imanes de San Galo (muy caros, pero colecciono imanes de mis viajes y, además, le quiero llevar también a mi tía Antonia) con mis preciados francos suizos.



Tras el tour, nos repitieron en qué restaurante teníamos que almorzar, así que allí comimos todos sin pagar nada. El menú para los que habíamos elegido “carne” fue más bien pasta con carne picada, pero como digo, no me quejo en absoluto, porque el restaurante tenía pinta de caro, y solamente 10 euros por todo lo que nos organizaron para ese día más el almuerzo incluido… Pues está muy bien.

Después del almuerzo, fuimos rumbo a donde teníamos que coger el autobús, pero nos detuvimos a comprar chocolate suizo.

De nuevo en el bus, nos dirigimos al siguiente destino: Appenzell, una localidad que yo creía que estaba cerca de los Alpes suizos, y resulta que está a tres horas en coche, pero en ella se venden souvenirs de los Alpes y, además, se ven unas montañas muy bonitas desde allí… Lo mismo son otras montañas, o son los Alpes desde lejos, que es lo que yo creo.


Appenzell (Suiza)


Nada más salir del bus, nos tuvimos que meter en la fábrica de licores “Appenzeller” (he descubierto por Internet que también es una marca de quesos, así que debe haber también una fábrica de queso por allí…), donde nos pusieron un vídeo súper-mega-ultra absurdo que pensaba poner en esta entrada, pero no lo encuentro en YouTube. Básicamente, el vídeo venía a decir en repetidas ocasiones que “qué sería del mundo sin Appenzeller”. No fue un vídeo muy largo, pero aún así, con las luces apagadas y tal, hacia el final eché una cabezada…

Tras ello, nos hicieron un tour por la fábrica, cuyo olor me desagradaba… Olía a licor, simplemente, pero nunca me ha gustado mucho ese olor, es demasiado fuerte.

La mayoría eran salas llenas de máquinas, pero en una de las salas, nos dejaron ver, tocar y oler las yerbas que se supone que usan… Al final del tour, nos dejaron degustar dos de sus licores (no me gustaron, pero eso no es sorprendente en mí, nunca he probado una bebida alcohólica que me guste…).

En fin, para mí esa parte de la excursión fue totalmente prescindible, hubiera preferido aprovechar ese tiempo para ver la ciudad… Pero bueno, tras todo ese tonteo, sí que pudimos ver las proximidades y hacer fotos.


Allí mismo nos recogió el bus, que nos llevó de vuelta a Konstanz pasando por Zúrich (había que dejar a los que venían de Zúrich, claro…).

Comentarios

  1. Hola Raquel. Vaya viaje tan estupedo que estás haciedo. Poder ver Suiza, Alemania...¡debe ser tan distinto a lo que estamos acostumbrados!. Que lo disfrutes, porque estas cosas son irrepetibles. Besos de tu tio Pablo

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