La izquierda, la derecha y la puta madre que las parió a las dos

Que si izquierda, que si derecha... Que si rojos, que si fachas... Que si IU, PSOE, PP... Y digo yo: ¿¿y el SENTIDO COMÚN?? ¿Será verdad el paradójico refrán ese de “El sentido común es el menos común de los sentidos”? Hace mucho tiempo que opino que es totalmente cierto.

Mi lógica (que no considero superior a la de la mayoría de las personas a las que he conocido, aunque a la de algunos sí...) me dice que no siempre la solución idónea para los problemas es la misma. Cada situación es un mundo y, por tanto, requiere una solución específica.

No siempre la solución es favorecer al currante, así como no siempre lo ideal es favorecer al empresario. No siempre los culpables son los mismos y no siempre los mismos lo hacen todo bien.

La realidad es que nadie es poseedor de la verdad absoluta (y menos los partidos políticos, que se mueven por multitud de intereses) y que los conceptos de “izquierda” y “derecha” sólo son conceptos realmente prácticos cuando los asociamos con lo que nos los explicaban en barrio Sésamo, porque cuando crecemos y empezamos a asociarlo a otros asuntos (que a veces ni siquiera tienen relación entre sí) se convierten en absurdas etiquetas simplistas y altamente perjudiciales que promueven el radicalismo, la irracionalidad, la violencia y, en definitiva, el borreguismo más peligroso y patético que jamás haya existido en las sociedades “civilizadas”.

No siempre una persona que se considere “”de izquierda”” tiene que ser anticatólica, promiscua, renegar de la nación española, vivir en la pobreza, tener tendencias comunistas y ver mal cualquier idea que provenga de alguien de derecha, así como no siempre una persona que se considere “”de derecha”” tiene que ser ultrareligiosa, virgen, ultrapatriota, adinerada, amante acérrima de los toros y ver mal cualquier idea que provenga de alguien de izquierda.

La campaña electoral de un partido político debería simplemente aportar propuestas para gestionar adecuadamente un país, a nivel práctico, buscando la calidad de vida y el bienestar de los habitantes de dicho país, o incluso de otros países. Sin embargo, lo que realmente hacen los partidos es atribuirse méritos, desprestigiar a otros partidos e intentar apropiarse los mejores eslogans, encapsulando y asociando ideas que nada tienen que ver en realidad con lo que realmente pretenden.

UN PAR DE CLAROS EJEMPLOS DE LO QUE EXPONGO EN EL PÁRRAFO ANTERIOR:
1) El machismo sigue existiendo en abundancia, digan lo que digan algunos capullos (y capullas, que es más fuerte aún). Vamos, yo lo he sufrido en mis carnes a menudo, aunque sea de forma sutil y camuflada. Pero la solución no es el ultrafeminismo, que por supuesto es exactamente igual de repugnante. ¿¿”Discriminación positiva”?? ¿Desde cuándo la discriminación puede tener una connotación positiva? Es una contradicción en sí misma... como... “hamburguesa vegetal”.

2) Los homosexuales son personas adultas con pleno derecho a establecer una pareja legal con otra persona adulta y no hacen daño a nadie con ello (sobre el tema de la adopción, ya tendría que hacer yo una entrada aparte para exponer detalladamente lo que pienso del asunto xD), pero la sexualidad de una persona no debería estar asociada con ninguna ideología política (es más, ni siquiera debería ser cuestionada o juzgada). Esto lo comento porque el PSOE se ha aprovechado bastante de la existencia de homofobia e intolerancia, para hacerse con el voto de las personas homosexuales, intentando eclipsar con ello otros asuntos que sí deberían estar más relacionados con el programa electoral de un partido político.


En los dos ejemplos anteriores, lanzo puyas contra el PSOE, pero iguales son los del PP, por ejemplo. Casi peores, porque ellos son menos sutiles aún, asociando directamente las ideas religiosas y otras paridas con asuntos legales que deberían ser completamente laicos, o a la hora de culpar a la izquierda de absolutamente todo.

Al final, los partidos políticos son simplemente sectas socialmente aceptadas (como las religiones, de las cuales pienso lo mismo, pero eso es otro tema xD) que merman el raciocinio y la individualidad del populacho.

Si el ser humano tuviese un mínimo de cordura, existiría la política y habría diferentes partidos políticos (que por cierto, no se votaría siempre a los dos mismos...), pero NO existirían los conceptos de izquierda y derecha (como lados sí, claro, pero únicamente como tales) ni los conflictos bélicos.

Muchas veces he dicho ser de “centro izquierda” pero no confiar nada en el PSOE, pero aún recuerdo como, de adolescente, un amigo comunista que tenía yo por aquel entonces, me decía que yo era de derecha, así como, cuando hablo con alguien de derecha, me considera de izquierda. La realidad es que, a partir de ahora, cuando me lo pregunten, voy a contestar lo único que se puede considerar una respuesta sincera, la entiendan o no: soy Raquel.







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